Poesía, poetas y poéticas

Porque la poesía, como la Diosa, desde el misterio adviene y al misterio va...








viernes, 10 de abril de 2009

Bernardo Salazar





Plegaria a la nieve

Imploro de tu espectro la piedad,
para lograr la paz del caos de los sentidos,
al final supe que la nieve es de todos y de nadie,
no hay ambición que la contenga sólo el calor.

Déjame que te rescate, madre, en m i proceso onírico,
suspende la frialdad, suaviza la palabra,
derrite la gélida indiferencia social,
y dame la fortaleza de la sobrevivencia.

Que vea la luz del frío que tienes escondida,
que mire el cero y el logaritmo de tu expresión cromática,
tu valor, tu precio, tu sagrada norma selectiva,
dame la madurez y el juicio de rescatar y rescatarme.

Congela mis neuronas, y haz de mis cenizas témpanos,
que ambas esperen prudentemente el final juicio,
que de los ríos se hagan puentes, y puertos de la nieve
ahí en la profundidad sin brillos excesivos.

Que te llegue mi voz a través de los volcanes,
y en tus profundos suelos, mantengas tus recursos,
te escribo esta plegaria para mi ciclo evolutivo,
padre sol, deja que las chispas de belleza y verdad persistan.


Yo y mis circunstancias gélidas

De doce a cuatro duermo,
de seis a ocho sueño con la nieve
y despierto y yo se que la soñaba
en campos de luz y de infinitos.

Su textura y su olor me provocan
me congelan y eternizan mis huesos,
mi visión se turba y equilibra,
las papilas del gusto cambian sus apetitos.

Niñez en el invierno que amanece,
con ella la expansión de los silencios,
la escuela es el vacío que dejó la nieve,
como también es tiempo conocido.

Juventud que en excesos cobra el frío,
de las mañanas de una euforia loca,
que a la piel como a la puerta la abre,
cuantas veces más te buscaré perdido.

¿Yo te encontré o me encontraste tú
en un destierro de luz y misteriosos signos?
Madre, esposa, hijas, tejedoras de mantos auxiliares,
son candelas encendidas, que dan calor y vida.


La nieve original

La luz se desprende,
las fuentes polares le dan flujo,
las lámparas del mundo se encienden,
y se despiertan los vivos con sensaciones congeladas.

La geografía en su extensa superficie
de repente explota en átomos infinitos;
surge la visión de los humanos reflejada,
el tacto se crea en vibrantes corpúsculos.

Intensidad superior de luminancia
que en cristales oculares de otra dimensión
establecen potencias nucleares, contrastantes
visiones del tiempo, formas y colores no descritas.

La nieve es femenina, sin distinción de razas,
su semilla lleva los espejos del mundo reflejada,
el invierno la asemeja en los polos tropicales,
con su horizontalidad no cambia sus colores.


El brillo de la nieve todo lo penetra,
a veces es conciencia universal
que discrimina el bien del mal,
es juicio, es sentencia, es sentimiento.

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