Poesía, poetas y poéticas

Porque la poesía, como la Diosa, desde el misterio adviene y al misterio va...








miércoles, 15 de abril de 2009

Presentación y Retrospectiva del Taller Poéticas Generadoras 1.2 (Primer Semestre, Segunda Generación)




Señalar la importancia de construir una voz literaria propia, o llegar a la voz literaria misma, a través del comentario y observación de voces ya conformadas de la literatura latinoamericana, y del análisis de la obra de los participantes, ha sido el objetivo del taller “Poéticas Generadoras (taller de poesía)”, inserto dentro del Programa de Escritura Creativa, PEC, de la Universidad del Claustro de Sor Juana, que coordina la escritora y crítica literaria, Sandra Lorenzano.

A lo largo del primer trimestre de 2009 (enero-abril), quienes conforman la Segunda Generación del PEC, reflexionaron sobre su propia obra a partir de la observación tanto del trabajo de sus compañeros, como de las poéticas y experiencias creativas y de vida de una serie de autores fundamentales en nuestras letras hispanas, quienes conforman un abanico de propuestas estéticas y aportes: Roberto Bolaño (Chile-México), Eugenio Montejo (Venezuela), Antonio Gamoneda (España), Olga Orozco (Argentina), Jorge Teillier (Chile), Rafael Cadenas (Venezuela), Elsa Cross (México), Jorge Eduardo Eielson (Perú), Coral Bracho (México) y Juan Eduardo Cirlot (Barcelona, España).

De esta manera los participantes del taller observaron y comentaron la obra de los autores señalados, identificaron sus temas, sus recursos estéticos, su variedad de propuestas mismas que, de una u otra manera incorporaron a su conocimiento y formación artística, además de que realizarán ejercicios creativos, independientes de su propio proyecto escritural, a partir de los temas de análisis generados al reflexionar sobre los textos de dichos autores y sobre sus propios poemas. En este orden, es importante señalar un ejercicio que detonó la voluntad creativa de los asistentes, en la primera y últimas sesiones, se trata de La máquina del instante de formulación poética, de Ricardo Castillo, uno de los poetas vanguardistas y de ruptura más interesantes y propositivos de nuestras letras mexicanas, que debería ser mayormente atendido.

La máquina... es un extraño y maravilloso artefacto poético que consta de dos tableros que contienen cartas del tarot realizadas por el mismo poeta, a partir de las potencias que guían el espíritu humano y sus pasiones, y por tanto sus fortunas; el poeta-jugador deberá arriesgarse en el tablero y descender a sí mismo para encontrar, a partir de una dinámica de juego oracular muy compleja, el designio que guiará su viaje hacia la poesía. Finalmente, el poeta-jugante formará, dentro de una selección aleatoria de versos realizada por Castillo de los más importantes poetas de nuestros tiempos, el poema que nombrará su destino.

El juego tiene una versión en CD-Room, más fácil de jugar, que fue con la que jugaron los poetas. En la primera sesión los participantes invocaron sus potencias y, a manera de cadáver exquisito, crearon el poema que alumbraría las jornadas de trabajo. En la última sesión, ya transformados, después de haber desentramado la experiencia poética propia y de otros, volvieron al juego de la máquina, para que diese su veredicto del viaje. A manera de constancia del trayecto, se mostrarán los poemas realizados con La máquina... al principio y al final del curso los cuales muestran, en la anagnórisis colectiva que puede adivinarse en su lectura, el poder y el misterio de la poesía.
Pero sobre todo, y de la mano de Rainer María Rilke quien, desde su Castillo de Duino y a través de la lectura, una por clase, a manera de apertura sesión, de cada una de sus diez Cartas a un joven poeta, los participantes del taller sensibilizaron la apuesta literaria de cada uno de los autores vistos, como una apuesta de vida y voluntad, como una hybris o corriente profunda que determinó o determina, en caso de quienes aún nos acompañan en este mundo, su escritura y su destino generando con ello voces individuales, irrepetibles y poderosas que son determinantes en nuestras letras hispanoamericanas.

Así, bajo las labores de taller y los trasiegos de los poetas entrevistos, los participantes forjaron la conciencia de trabajar un proyecto y propuesta personal, en busca de su propia voz. Entonces hubo un avance y un proceso creativo-reflexivo en cada uno de los participantes que, con el tiempo, podría desembocar en un discurso consciente de sí. Hay quienes, como Víctor Argüelles, ya tienen un camino andado, y están en el trayecto de corregir, completar, unificar, sus libros en preparación; también hay quienes, como Mónica Zempoalteca y Yossadara Guzmán, descubrieron que cuentan con una intención, un discurso y rasgos estéticos muy conformados, que podrían desembocar en la creación de una unidad poética, y en la hechura de su primer libro; por último, Josué Azpeitia, José Antonio Aguilar y Bernardo Salazar, los dos primeros, avezados en la musicalidad del poema y en las formas clásicas, y el último, formado en la filosofía y en la reflexión, pusieron en marcha la apuesta por un proyecto personal, el cual comenzaron a trabajar o, como en el caso de Azpeitia, ampliar sus caminos.

Finalmente, es menester mencionar la presencia de Víctor Manuel Mendiola, poeta y crítico invitado del taller, quien ofreció al final de curso, y como una revisión de las estéticas latinoamericanas y de la crítica universal de la poesía, una conferencia magistral en la cual se pusieron en la mesa de análisis, los principales derroteros y retos de la poesía del siglo XXI.

Programa del Taller Poéticas Generadoras 1.2 (Primer Semestre, Segunda Generación)

Sesión I
Roberto Bolaño (Chile- México): Poemas mexicanos y escritura salvaje. Defensa vital del proyecto poético. Ejercicio creativo y escritura automática. Sesión de taller a partir del ejercicio creativo.

Sesión II
Poética de lo cotidiano, transparencia y revelación en Eugenio Montejo (Venezuela). Ejercicio creativo. Sesión de taller de obra de los participantes.

Sesión III
La experiencia límite y la poesía como sobrevivencia en Antonio Gamoneda (España). Ejercicio creativo. Sesión de taller de obra de los participantes.

Sesión IV
Lo telúrico y el descenso a la conciencia en Olga Orozco (Argentina); poesía narrativa. Ejercicio creativo. Sesión de taller de obra de los participantes.

Sesión V
Jorge Teillier (Chile): El origen y el lar como elemento simbólico y universal. Ejercicio creativo. Sesión de taller de obra de los participantes.

Sesión VI
Ensayo, prosa y poesía; proyecto ético de lo humano en Rafael Cadenas (Venezuela). Ejercicio creativo. Sesión de taller de obra de los participantes.

Sesión VII
Silencio, respiración y revelación en Elsa Cross (México). Ejercicio creativo. Sesión de taller de obra de los participantes.

Sesión VIII
Jorge Eduardo Eielson (Perú): Poesía, experimentación, hipervanguardia e imbricación de lenguajes en un proyecto artístico y vital. Ejercicio creativo. Sesión de taller de obra de los participantes. Presencia de invitado especial.

Sesión IX
Coral Bracho (México): Límites de lenguaje, tensión y contención expresivas. Ejercicio creativo. Sesión de taller de obra de los participantes.

Sesión X
Minimalismo y silencio en la escritura a partir del desarrollo extremo del simbolismo, hermetismo y experimentaciones en Juan Eduardo Cirlot (Barcelona, España).

Conferencia Magistral de Victor Manuel Mendiola, invitado especial del Taller de "Poéticas Generadoras".

sábado, 11 de abril de 2009

Mónica Zempoalteca

Para Mónica, joven poeta perteneciente a la generación de los 80s, aunque una especie de rara avis en el vértigo y el caos que signa a su generación, la nostalgia y la celebración de la vida son una misma estancia. Su poesía es un discurso que, a la vez que celebra el milagro de la naturaleza y del baile como representación de la experiencia vital, abre una casi invisible en búsqueda de un espacio de silencio. Vida, epifanía, pero a la vez, treno, crean lo que ella misma llama “una pasión contenida”. Ésa es la magia de Zempoalteca: pasión por el milagro, por la vitalidad, por el mundo, pero contención porque sabe que hay un misterio profundo que habita las cosas y que no ha sido descubierto. Siendo éste su primer taller de poesía, sorprende la capacidad metafórica y de creación de imágenes, y la asimilación de las poéticas de los autores estudiados. De formación autodidacta, ella misma se confiesa ávida lectora, sus poetas y autores predilectos son pasionarios, que “escriben con sangre” y parten de la experiencia vital como Baudellaire, Rimbaud, William Blake, Nietzsche, Bataille, Jim Morrison, Efraín Huerta, Nicolas Guillén, Octavio Paz y Cora Coralina.
Texto: C.P. Video: Yossadara Guzmán

Reminiscencia

Un portal
oculto.
Al tiempo le faltan lugares por descubrir.

Me quedan algunas piezas. Sólo destellos fragmentados.
El follaje en la altura. Filtro. Refulgencia solar.

Fronda.
Donde los verdes son recatados,
se cubren con aterciopelada discreción.

Palpita en mí esta verdad animal.
Sé de un bosque donde nunca enferma el silencio.
No existe el lenguaje.
En su lugar está, la paz húmeda que lo cubre todo.

Se precipita el viento entre arborescentes caricias,
avivando crujiente alboroto en la hojarasca de fuego.

Colosales piedras albinas duermen junto al río.
Están hechas de silencios antiguos.
En herméticos sueños celebran, solemnes, la ligereza del polvo cósmico.

Pesadez áspera de un lento baile.

Credo

Al sur de mi corazón: el tango.

Creo en la precisión de mis tacones dibujando garabatos.
Creo en los brazos de un hombre que ha comprendido el secreto del tango.
Creo en el destello fugaz de las miradas.
Creo en la pulcra belleza de la técnica.
Creo en el vértigo de una milonga bailada con pasión contenida.

Tango,
en tu cuerpo habita una nostalgia nocturna.
La más altiva.

Invierno


Todos los grises habitan dentro de ti.

Mis dedos entumecidos buscan a tientas.
En vano intentan atrapar
a un sigiloso gris, suave, casi invisible.


Es descaradamente fresca la libertad.

Libertad que penetra con sus aires de infinito desierto gélido.


Los humanos son rubíes palpitando entre la nieve.


¿Por qué no puedo evitar quebrar la escarcha?
Hipnótico arrebato.
Pequeño y secreto éxtasis frente a cascadas de fracturas cristalinas .


El hielo más puro es blanco.
Tan blanco que azulea.

José Antonio Aguilar

El ritmo, la musicalidad de las palabras, son inherentes al "son del corazón" de José Antonio Aguilar. Conocedor de los ritmos populares, músico él mismo, pues interpreta con su guitarra y voz sones y cantos de los pueblos de México, la rima, y el inmediato reconocimiento y estudio de la métrica, cuando fue puesta en la mesa de trabajo para encauzar este conocimiento inherente, le fue propicio. En su poesía la forma y el canto alegre encierra un llanto, un duelo interno que no anima a ser dicho; si bien sus temas abarcan lo cotidiano, las figuras amadas y domésticas, en el traspatio de la casa hay un desgarramiento interior que nutre la creatividad de José Antonio, también cuentista y melómano, desgarramiento que tampoco se desborda en sus primeros tanteos de escritura en verso blanco, libre. Y sin embargo la voluntad de desborde en la forma que Aguilar ha mostrado podría develarnos la fuente de ese dolor callado, que finalmente es su testimonio de vida.

Texto: C. P. Video: Yossadara G.

Soneto I

A mi niña mujer, fresca y fragante,
a quien duelen a veces mis derrotas,
me le voy a morir con suaves notas
que no alteren el orden circundante.

No he podido ser héroe ni tunante,
nunca supe tener ansias devotas;
sólo vuelos fugaces, alas rotas
y tragedias que duran un instante.

No he podido querer ni odiar ni nada;
mi esperanza es pequeña, indecisa,
temerosa, falaz y desganada.

Me le voy a morir pronto y aprisa
como asunto trivial en la jornada
que acontece sin llanto ni sonrisa.


Soneto II

A mi perro Tobías le agradezco
sus lecciones de vida cotidianas:
cómo tensa su cuerpo en las mañanas
y el vaivén de su rabo de arabesco.

Su perdón incesante no merezco
a mis viles traiciones cortesanas,
ni la luz de sus ojos, avellanas,
que alimentan mi sueño quijotesco.

Su presencia liviana dulcifica
mis temores antiguos y modernos,
y cuando duerme su roncar musica

mis desvelos efímeros o eternos.
¡No me dejes, Tobías!, tu alma rica
reconforta mi viaje a los infiernos.

viernes, 10 de abril de 2009

Víctor Argüelles

Imágenes de frío

1
Del temblor sabe el cuerpo, sabe a que sabe un gramo de estar afuera, expuesto en el plano seco y pordiosero de la nada, sabe a que sabe un hilo de viento columpiándose en los ojos, tal vez unos poros abiertos que reciben fantasmas blancos y ebrios en Xalapa o San Cristóbal de lloviznas; sabe de caminar al borde de los rieles, de abrazar heladas, del rugir del viento en medio de los árboles, un habla extraña que pone las puntas del frío a girar, de un extremo a otro a brazadas prolongadas se llega, se traspasa el patio del espejo escarcha, de las calles que duermen custodiadas por las luces que paga el ayuntamiento, en Xalapa o San Cristóbal de lloviznas.

2
Cruzar la sucesión de puntos helados, a media calma en que se estiran los brazos a remar el frío, la plancha de concreto con ausencia del sol es visitada por gatos desvelados a altas horas en que la noche cicatriza su negrura; cruzar, sentir los hilos de puntos de agua, fría agua que estampa la chamarra fluorescente, tengo sólo una para estas excursiones, la única que ofrece un nido tibio, una cueva a resguardarme mientras camino.

3
Untando polvo de llovizna, he sido frío y río a la vez, extendidos por el patio hay extranjeros que reman el aire, quieren llegar al punto donde se cruza la noche con el día, en su remar transpiran, transmiten ecos que al multiplicarse van perdiéndose en la bruma algodonada de los patios, como tantas veces, los gatos lamen sus reflejos, se hacen al conjunto como sombras movedizas que caminan, la lejanía tiene nombre de mar, en esta orilla de concreto el orden y desorden de tejados rojos se carcomen por el negro de la noche, en esta orilla, de mar es tu nombre, de mar que marcha adentro a mares y desiertos.


Agua

Con el cuerpo sellado de agua, transparente y húmeda en el recorrido manantial que baja a descifrar botones, pliegues, extremos lunares y regiones fértiles, algunos cabellos arrancados bajan como flechas flexibles y movedizas, al caer procrean un murmullo de agua y cuerpo, sílaba desnuda es gota de reflejos, partida, dividida en miles de alfileres blandos que rasgan para limpiar la huella de los días, en su recorrido de lava bondadosa despliega en la piel un vapor que niebla de algodón etapas del cuerpo, el cuerpo sin las cadenas del ropaje, desnudo en mi célula hace surgir del ojo estampa de luz, brillo incesante del paraíso eterno.


Deberes

1

Apresurado… la calle tiene de manchas, pequeños robots
que caminan, tal vez humanos que apretaron sus pasos
para hacerse al cauce del intestino urbano, apresurado
visito los vacíos donde el aire se enrosca
a un aliento de alcohol
serpiente que va y suspende mis tareas ciegas
dejándome caer los lápices y las mantas,
líquidos que soñaron enfrascados la orilla de la forma.
Del otro lado se hace un silencio, sobre un blanco crepita mi ruido rojo
me dejo caer y por la herida de la noche salgo.

2

Caído en mi brazos, la intención abandonada,
en mis dedos se columpia un rastro de acción que no fue
de la noche su aventura, su barca desarmable en el río de la prisa,
la intención crepita en cada nervio
de blanco se disfraza en cada vena
respira en el hueco
del deseo
aumenta su tamaño
al ver colores de tierra y sangre, tal vez poros cerrados
rayados en el trayecto de una línea.

3
Aun por disolverse la palabra, puede ser roja,
blanca, negra como la raíces de las puntas que se estremecen,
que me compactan en un idea salida de la entraña,
los colores tienen luz, se hacen de cegueras,
al pisar las fibras de las telas se agudizan
en la redonda saturación del un charco, líquido blancuzco
rojizo quizá…

4

Despertar y las tareas impuestas se abren del espacio
crecen en la prisa de colgarse por el tiempo, emiten sonidos,
arrancan de mis manos sus tactos imprecisos,
tomar de las puntas una acción es como abrirse paso en el manantial
de la extrañeza, de la nada… sin pinceles, aquí, con las manos amarradas
al deber.

Bernardo Salazar





Plegaria a la nieve

Imploro de tu espectro la piedad,
para lograr la paz del caos de los sentidos,
al final supe que la nieve es de todos y de nadie,
no hay ambición que la contenga sólo el calor.

Déjame que te rescate, madre, en m i proceso onírico,
suspende la frialdad, suaviza la palabra,
derrite la gélida indiferencia social,
y dame la fortaleza de la sobrevivencia.

Que vea la luz del frío que tienes escondida,
que mire el cero y el logaritmo de tu expresión cromática,
tu valor, tu precio, tu sagrada norma selectiva,
dame la madurez y el juicio de rescatar y rescatarme.

Congela mis neuronas, y haz de mis cenizas témpanos,
que ambas esperen prudentemente el final juicio,
que de los ríos se hagan puentes, y puertos de la nieve
ahí en la profundidad sin brillos excesivos.

Que te llegue mi voz a través de los volcanes,
y en tus profundos suelos, mantengas tus recursos,
te escribo esta plegaria para mi ciclo evolutivo,
padre sol, deja que las chispas de belleza y verdad persistan.


Yo y mis circunstancias gélidas

De doce a cuatro duermo,
de seis a ocho sueño con la nieve
y despierto y yo se que la soñaba
en campos de luz y de infinitos.

Su textura y su olor me provocan
me congelan y eternizan mis huesos,
mi visión se turba y equilibra,
las papilas del gusto cambian sus apetitos.

Niñez en el invierno que amanece,
con ella la expansión de los silencios,
la escuela es el vacío que dejó la nieve,
como también es tiempo conocido.

Juventud que en excesos cobra el frío,
de las mañanas de una euforia loca,
que a la piel como a la puerta la abre,
cuantas veces más te buscaré perdido.

¿Yo te encontré o me encontraste tú
en un destierro de luz y misteriosos signos?
Madre, esposa, hijas, tejedoras de mantos auxiliares,
son candelas encendidas, que dan calor y vida.


La nieve original

La luz se desprende,
las fuentes polares le dan flujo,
las lámparas del mundo se encienden,
y se despiertan los vivos con sensaciones congeladas.

La geografía en su extensa superficie
de repente explota en átomos infinitos;
surge la visión de los humanos reflejada,
el tacto se crea en vibrantes corpúsculos.

Intensidad superior de luminancia
que en cristales oculares de otra dimensión
establecen potencias nucleares, contrastantes
visiones del tiempo, formas y colores no descritas.

La nieve es femenina, sin distinción de razas,
su semilla lleva los espejos del mundo reflejada,
el invierno la asemeja en los polos tropicales,
con su horizontalidad no cambia sus colores.


El brillo de la nieve todo lo penetra,
a veces es conciencia universal
que discrimina el bien del mal,
es juicio, es sentencia, es sentimiento.

Yossadara Guzmán















i. Cuerpos

Cuerpos entumidos, embrutecido, carcomidos
Refuerzan entre ellos el insaciable conocimiento del vacío
Aquella pequeña cicatriz que no desaparece
Ayuda a seguir viviendo
A seguir exagerando
A seguir buscando en el aire.
Permanezcamos juntos como conejillos asustados
Refresquemos con alcohol todos nuestros momentos
Comuniquemos con caricias torpes nuestro cariño
Expresemos con movimientos violentos nuestra carencia

En medio de la brevedad me reconozco
En aquellos buenos momentos me escondo
Ellos me hacen sentir cosas
Me hacen recordar cosas fulminantes
Y sin embargo permanezco
Con todo y el descontento visceral
Permanezco
Trato de huir, de escapar
Pero no hay donde
Por eso
Permanezco.


ii. Fresas rasgadas

Hoy, como todas las noches
Se esparcen por la tierra
Las gotas de luna
Esfumadas por la bravura
de todas las miradas rosas y vagabundas que comparten su maravilloso color
Y su lenguaje amorfo pero contundente
Y sus chasquidos seguros pero inocentes
Y sus vivencias dramáticas pero delirantes
Fue tan efímero el sentimiento
Tan cansado
Tan apático.
Y habla de nuevo ¡comenta de nuevo!
Ya no sale más voz
No más compartir
Las manos enclaustradas y carcomidas por la inmensa noche de los colores esfumados se han callado para siempre
El proceso de reacomodo virtual se enciende pálidamente
Deseando una voz intensa que conmueva y prenda la imagen agotada de los ojos verdosos y sedados por la desidia
Ya no hay mas fresa ni más color ni más gracia, todo se extinguió al igual que el largo camino que se recorre con los pies ahongados y retorcidos antes de prender la última vela que fluye en energía palpitante pero moribunda
Los últimos deseos se congelan
y las últimas caricias con besos de sabores se ahogan hasta el fondo
¿Recordarás alguna vez?
Como un árbol que vive eternamente mostrando su firmeza ahogada por la imposibilidad de alma
Se esconden todas las llamas arqueadas y distanciadas de las personas hechas paleta lamible y disfrutable pero totalmente desechables
Ya no deseas, ya no sientes y eso te da un momento más de vida
Disfrutas contemplar los ojerosos despertares de las mínimas personas que resplandecen y se apagan con la velocidad de la nada
Y piensas que ya todo esta dicho… que fuerte es la carga de la mañana
Que fuerte es la carga del adiós


iii. El voraz apetito de la noche

Se acerca sigilosa, coqueta…sincera…
Pero el mundo sabe q no es verdad.
Entonces el rosa como las canicas rueda por la gran escalera sal
Cae estrepitosamente acompañado de pequeñas gotas de sudor
Inflamado de lluvia y espesa vibra radiante.
Susurra pequeños nombres de inmensas personas,
Como lidiar con la abrumadora presencia de los rojizos y ansiosos ojos rojos
Merodean a la gente linda que solo desea vivir
Cerca del pesado y extraño mundo pecaminoso y ruidoso
Que zangolotea a su antojo a todo el que lo toca y lo consume sin que se sienta.
Ella, seduce a la noche eterna,
La convierte en aquella nube hermosa
Repleta de bombones azucarados
Con ese extraño sabor a pecados deliciosos,
A canciones tan revolcadas como esos instantes pausados .
El pasado es amiga de la noche,
Ella lo sabe
Por eso se recarga en esa gran ventana azul
la mira sin descanso,
Pisadas escurridizas son las que acompañan los sueños paranoicos de su mirada feliz y radiante.
No hay un momento de descanso
Ni siquiera para aspirar la seductora presencia del olor
Infeliz y caprichoso de los ositos revoltosos y grisáceos
Que juguetean eternamente en las montañas gigantes llenas de nieve.
Caprichosa, la infame noche carcome despacio su flameada piel blanca,
Raspando con sutileza las pocas pecas esparcidas,
Derramando con elegancia la sangre impregnada del alcohol de los grandes y frívolos momentos
Vividos en esas largas y muy oscuras noches citadinas.
Pesados deseos oscurecen el trágico sentimiento…. ¡ha llegado!!!

jueves, 9 de abril de 2009

La Máquina del instante de formulación poética, de Ricardo Castillo (1)

Este poema fue escrito durante la primera sesión por los participantes del curso, a manera de “cadáver exquisito”, y a partir de lo que les inspirase el insondable poema que La Máquina... nos marcó.

Su misterioso designio fue tomado como oráculo para el taller.

Al final de curso, durante la última sesión, se volvió a acudir a La Maquina..., para que diese su veredicto, y diese cuenta o no, de la anagnórisis poética de los participanttes en el taller.

Lea este poema, y compárelo con el escrito en la sesión final, y observe el camino andado. Usted juzgue si descendimos y ascendimos de nuestras aguas profundas....





Seguir soñando y a cada paso
la espada instantánea de luz
extraviada.

Estamos atascados de caos
nos aguarda,
nos contempla y nos toma.

Nada de lo imposible cruje dentro de mi ruido permito llanto,
agua de sol me brota de las venas,
intento predecir el sonido que viene y se dobla.

Busco sin encontrar y lo siento
y los sentidos me atan a la tierra,
no existe luz ni sombra sólo yo.